Los siguientes ripios fueron hechos para el libro “Crónicas
Liberales y otros relatos”, publicado en 2.007.
EL CANTO DEL LOCO
La tienda de contrabando
que una viuda regentaba
lo vendía todo volando,
medio Motril le compraba.
Un fraile rechoncho y blando
que a ella mucho visitaba,
volvía surtido y andando
y al convento se acercaba.
Oyó a alguien cantando
cuando a la plaza entraba,
era Mariano, el gitano,
que a trompicones andaba.
El fraile entró en su convento,
Mariano seguía cantando
y como estaba contento
allí se paró orinando.
Algún vecino, observando
al cantor de la meada,
a los guardias fue llamando
pues la iglesia estropeaba.
Vinieron municipales,
lo llevaron arrastrando,
Mariano les protestaba
como hacía de vez en cuando.
El guardia que estaba al mando,
viendo al pobre cómo estaba,
mandó encerrarlo volando,
que al Barranco no llegaba.
Allí se iría refrescando
del “tablón” que transportaba
y con el día despuntando,
a su casa se mandaba.
Un loco estaba chillando
y un pastor que peleaba
estaban allí esperando
la justicia que faltaba.
Mariano canturreando,
el pastor que dormitaba
y el loco vociferando,
¡qué buen trío se formaba!
Cuando el alba iba asomando
y Motril se despertaba,
fueron a echar a Mariano
y el terror les esperaba.
El loco había degollado
con navaja que guardaba
a los “vecinos” de al lado
que no conocía de nada.
LA MANIFESTACIÓN
Don Juan Antonio Escribano
era un hombre que agradaba,
tenía fama de humano
y por nada se alteraba.
Una mañana temprano,
cuando de casa marchaba
vino una escolta a llevarlo
por si algo le pasaba.
Ya en el Ayuntamiento
gran revuelo se formaba
pues una gran chiquillería
en la plaza se agrupaba.
La policía que venía
preguntaba si atacaba,
él entonces les decía
que de niños se trataba.
Los estudiantes unidos
una piña habían formado
pues estaban decididos
a plantear lo acordado.
Del Carmen, los del Salón
con academias unidos
armaban un gran follón,
querían ser recibidos.
Escribano los llamaba
y enseguida allí subían
una comisión formada
por cinco que se atrevían.
Le expusieron las razones
del jaleo que formaban
y vio que sus corazones
de caridad rebosaban.
Ellos le solicitaban
las casas que no tenían
los pescadores que estaban
en la calle noche y día.
Un temporal les tiraba
las chabolas que sufrían
y nadie les ayudaba
ni sabían que existían.
Escribano contestaba
que eso él lo resolvía,
que enseguida contactaba
con quien hacerlo podía.
Santa Adela comenzaba
a construirse un buen día
y así esto terminaba
con una gran alegría.
LAS FIESTAS POPULARES
Todo el mundo celebraba
las fiestas en los sesenta,
a todos les encantaba,
la gente estaba contenta.
Los columpios se montaban
en las mismas Explanadas,
la carretera cortaban
durante varias jornadas.
Por detrás del Santuario
los vehículos pasaban
por camino secundario
que allí les habilitaban.
A lo largo del paseo
las casetas se extendían,
la tómbola, los tiricos
y el turrón que te vendían.
Al final de las casetas
el gran baile se montaba
que costaba dos pesetas
y el Cultural sufragaba.
La orquesta que allí tocaba
“Las piernas de Carolina”
Costa del Sol se llamaba,
hacía música divina.
En el patio de los frailes
o en la plaza del tranvía,
Zarzuela, flamenco, bailes,
Manolita Chen venía.
Cuando al Cheno le compraron
la finca donde está el Parque
allí la feria llevaron
para no irse a otra parte.
En Aguas del Hospital,
ante el pabellón cubierto
la volvieron a montar
otra vez con poco acierto.
Ya estaba el Ayuntamiento
y llegó el ofrecimiento
en el Cortijo del Conde.
Pepe Posadas Murillo
era efectivo y seguro,
no se le escapaba un pillo
llevándose un solo duro.
Pagaba solo un poquillo
cuando había un intermedio,
lo demás, en el bolsillo
hasta el fin, sin más remedio.
SIN RASTRO
Un desgraciado suceso
ocurrió en nuestra ciudad,
que pudiera ocurrir eso
es una barbaridad.
¿Cómo se puede perder
a la plena luz del día
una persona tan joven
llena de tanta energía?
¿Puede haber sobre la tierra
persona tan depravaba
tan criminal y tan perra
que haga ese daño por nada?
La policía no descansa,
los familiares tampoco,
todos la buscan sin pausa,
es para volverse loco.
Los padres, desesperados,
van a sitios muy remotos,
miran por todos lados,
reparten miles de fotos.
Muchas manifestaciones,
toda la vega rastreada,
visita a televisiones
y al final no encuentran nada.
La autoridad competente
hace todo lo posible,
la moral no se resiente
aunque parezca increíble.
El Comisario pensaba
cuando los padres venían,
qué noticias les contaba,
cómo los recibiría.
Cada vez que visitaban
su despacho con frecuencia,
él mucho los consolaba
con infinita paciencia.
Alguna buena pesquisa
que esperanza les mostrara
sería como nueva brisa
que iluminase sus caras.
El caso no se ha cerrado
pues se sigue investigando,
todo indicio es comprobado,
el tiempo sigue pasando.
Lo que está claro, por cierto,
fue que alguien escondido,
pues no estaba en un desierto,
la ha desaparecido.
UNA MUERTE ANUNCIADA
Los monderos que venían
a la zafra en primavera
en los aperos vivían
que estaban en las afueras.
Al acabar el trabajo
y lavarse malamente,
a la calle se salían
llenando
Motril de gente.
Por la calle de las Cañas
todas las tardes pasaba
el “Gallo” bien arreglado
y en los bares se paraba.
Los tres hermanos “Carriles”
al campo se dedicaban,
tenían muchos perejiles,
de gañanes trabajaban.
A una hermana que tenían
el “follargo” enamoraba,
él decía que la quería
y por las tardes le hablaba.
En un bar le preguntaban
con qué intenciones venía,
que porqué la cortejaba
si al irse la dejaría.
Él les dijo que hombre era
y
por los pies se vestía
que pronto, cuando volviera
con ella se casaría.
Con la zafra terminada
los acarretos cargaban,
a Talará se marchaba
y una novia aquí dejaba.
La muchacha que esperaba
que el “Gallo” pronto volviera,
el tiempo se le pasaba
y ella ya no estaba ”entera”.
Viendo que no regresaba
un Carriles fue a buscarlo,
ya que si no se casaba
volverían para matarlo.
Cuando unos meses pasaban
mucho se desesperaron,
en
un taxi se montaban
y a Talará se marcharon.
Los Carriles se enteraron
del café que frecuentaba,
entraron y le esperaron
y con dos tiros bastaba.
VISITA NOCTURNA
A Molina Navarrete
todo el mundo saludaba
cumple con lo que promete
y a nadie la espalda daba.
estuvo con Escribano
con mucho merecimiento.
Cuando el franquismo acababa
y se marchaba Escribano
a Molina se nombraba
alcalde por veterano.
Siempre a su casa llegaba
cerca de la madrugada,
su mujer no se alteraba,
Ella esperaba sentada.
Después de cenar la sopa
por los niños preguntaba,
los miraba, los tapaba
y, dormidos, los besaba.
Un día llegó muy molesto
pues don Rafael Villar,
el ingeniero del puerto,
con vallas lo quería cerrar.
Barbaridad semejante
en su cabeza no entraba
y mañana, Dios mediante,
a Granada se viajaba.
Al Gobernador visita
a contarle la ocurrencia
pues lo que se necesitaba
es la buena convivencia.
En la cama repasaba
todo lo del día siguiente,
un padrenuestro rezaba
y a dormir tranquilamente.
Con el sueño ya cogido
le despierta bruscamente
un timbrazo muy seguido
y se asusta de repente.
En la puerta ve, al abrir,
lo que tiene allí a la vista,
Benavides, Cobo y Ortiz,
la familia progresista.
Venían reivindicando,
porque les daba la gana,
cosas que estaban faltando,
¡no podían venir mañana!
CARTA DE AMOR
Una mujer marroquí
una carta le enviaba
a su marido que está aquí;
muchas cosas le contaba.
Ella le cuenta su vida,
por las penurias que pasa
y de su gente querida
que malviven en su casa.
Con tres hijos que mantiene,
su suegro y sus familiares,
ya casi ni tiempo tiene
de acordarse de sus males.
Muy pronto esperan reunirse
a vivir en esta orilla,
pero no pueden venirse,
sufren una pesadilla.
Cuando al mar que les espera
lo ilumina luna llena
ella sube a la terraza
y allí le cuenta su pena.
Mucha gente de aquel lado
viven de mala manera,
muchos la vida han dejado
por subirse a una patera.
Los pobres sin nada vienen,
otros a sus hijos envían,
es lo único que tienen
y a la suerte los confían.
Al llegar a este otro lado
muchos serán repatriados
pues los han interceptado
y volverán desolados.
Gente desinteresada
van cuando llegan al puerto,
ayudan mucho por nada,
la Cruz Roja es un acierto.
África fue explotada
por los ricos de este lado,
nunca devolvieron nada,
siempre los han esquilmado.
Se trajeron su riqueza
el oro y piedras preciosas,
fueron esclavos por fuerza,
les dejaron pocas cosas
Ya no tienen ni comida,
por eso venirse quieren
aunque se jueguen la vida
porque allí solos se mueren.







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