A UN BUEN AMIGO
Escribir de un buen amigo
es trabajo peliagudo,
voy a ver si lo consigo
aunque mucho y lo dudo.
a operar vegetaciones
llevaron a este tunante
y echó muchas maldiciones.
El médico que operaba
no conocía cosa igual,
nadie a sus muertos nombraba
como hacía aquel chaval.
sapos, culebras y ratas,
si el médico no se quita
allí mismo lo remata.
en el tejar trabajaba
yendo allí cuando llovía
pues el barro se mojaba.
Su padre tenía el tejar,
la familia le ayudaba,
él iba sin rechistar
cuando le necesitaba.
a una alberca que tenía,
flotando quiso tumbarse
y en el agua se dormía.
Su cama mucho adoraba
y siempre estaba acostado,
si un amigo le buscaba
lo encontraba adormilado.
que del corral le quitaron
les preparó una cazuela
que ellos mucho disfrutaron.
En Santafé lo metieron
con curas Redentoristas,
varios monaguillos fueron
y salieron futbolistas.
Allí tuvo un buen barbero
que una vez le dejó cresta,
le peló con mucho esmero
y no escuchó una protesta.
Estudió con buenas notas
allá en el Avemaría,
ya no decía palabrotas
y buen maestro se hacía.
con muy buenos compañeros,
allí aprendió a madrugar
para ser delos primeros.
Otro Centro de Motril
le acogió de buena gana,
allí estuvo muy feliz,
Reina
Fabiola se llama.
Hace una casa adosada
con Encarna y su marido,
esa será su morada
y su rincón preferido.
su paz y tranquilidad,
ella le llena de vida,
le ilusiona cantidad.
Allí vivirá su amada,
ya puede formar su hogar,
María estará encantada,
llena de felicidad.
un día de mucho calor,
hasta el traje le estorbaba
pues parecía un cobertor.
¡Qué sudor, cuánto bochorno!
El cura no terminaba,
la iglesia parecía un horno.
La gente se abanicaba.
Nadie supo dónde fueron
los novios a disfrutar,
parece que se perdieron
en un remoto lugar.
Su compadre le llevaba
la comida a la ventana,
unos golpecitos daba
y se iba hasta mañana.
de estos felices casados,
no pasaron del garaje,
pero acabaron cansados.
en
la sierra malagueña,
allí se fueron volando;
le gustó a la motrileña.
En verano se venían
a la Tahiba a descansar,
los amigos acudían
a fiestas de carnaval.
con la gente disfrazada,
lucían ropas muy vistosas,
era una pura gozada.
que el compadre preparaba
se bebía a mogollón
hasta por la madrugada.
Así no faltaba nada
para
poder divertirse,
Tomás todo lo alegraba,
no paraban de reírse.
Una vez a la Alcoholera,
en las fiestas de Motril,
vino una buena Zarzuela
y allá fue con José Luis.
Como había poco dinero,
al pasar por la taquilla
se
metió en el maletero
y la vio de maravilla.
dos familias al completo,
las niñas lo disfrutaron
y él se vio en un gran aprieto.
Por la playa paseando
con su compadre Manuel,
dijo que se iba meando
sin
poderse contener.
llena de gente aquel día,
soltó transistor y toalla
y corriendo se metía.
Dejó atrás el rebalaje
y el agua no le cubría,
cabreado y con coraje
sin evacuar se volvía.
A
Lobres llegó a parar
cuando de Málaga vino
y aquí se va a jubilar
en este rincón divino.
De la escuela hasta su casa,
del fútbol a la piscina,
y buenos ratos que pasa
con un choto en la cocina.
aunque sea una aceituna,
con una cerveza buena
o un vinillo por fortuna.
Ama estar acompañado
no quiere la soledad,
con amigos a su lado
se divierte de verdad.
La reunión de la pandilla,
con camiseta y sombrero,
prepara de maravilla
en verano con esmero.
de la peña del Madrid,
de su canal abonado
hasta vencer o morir.
De la profesión no hablamos,
no hace falta en este instante,
todos los que le apreciamos
conocemos su talante.
Debutaba como artista
con “El turismo rural”,
trabajando de turista
le salió fenomenal.
por Lobres apareció,
les gustó mucho la obra
y todo el mundo aplaudió.
Los niños de Lobres cuentan
lo que en el Colegio pasa
y sus madres se contentan
cuando llegan a su casa.
A ser personas decentes
a todos les ha enseñado,
que sean unas buenas gentes
cuando vayan a algún lado.
A todas las promociones
que han pasado por sus manos
les ha puesto en condiciones
de que sean muy humanos.
A no engañar ni robar,
siempre les ha inculcado,
que les guste trabajar
como en él han observado.
Se quedan sin su maestro,
de menos le van a echar,
él seguirá siendo vuestro,
nunca le vais a olvidar.
Estas palabras escritas
son para Antonio Miguel
de su amigo Paco Prados
que se jubila a la vez.
















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