A LA XI PROMOCIÓN - 2.015
VIDA EN COMÚN
El otro día recordaba
anécdotas ya pasadas
que nos fueron sucediendo
y entonces las apuntaba
para
no ser olvidadas.
La mayoría recordamos
cosa que allí acaecieron
y ahora que nos juntamos,
las contamos como fueron.
de tener que examinarse,
todo el mundo se estudiaba
los temas sin inmutarse.
Para estudiar se buscaba
un sitio donde esconderse
donde nadie molestaba
o en los Mártires perderse.
Unos en el cortijillo,
otros por las escuelas,
algunos dando un paseillo,
muchos por las escaleras.
En tiempo de hincar los codos
el cachondeo se acababa,
nos poníamos serios todos
y, más que menos, se estudiaba.
por las tardes e estudiaba
y allí Ayllón terminaba
la carta de su chiquilla.
regulados
por campana,
temprano por la mañana.
Muy prontito nos llamaba
con su insolente tañido
y el superior te ayudaba
a no quedarte dormido.
Despertar por la mañana
ofrecía muchas versiones,
algunos con poca gana,
otros cantando canciones.
El “Ay Pepe” de Tejero
y yo, “que no me levanto”
era el grito mañanero
que a todos gustaba tanto.
Las duchas tan tempranito,
cruzando el patio ligero,
poca ropa y bajo cero,
se te congelaba el pito.
Se formaba larga fila
para lavar calcetines
pues solo existía una pila
dispuesta para estos fines.
con bata color gris perla
que causaba admiración
y a todos gustaba verla.
Paco Sierra nos contaba
un chiste muy socorrido,
muchas veces repetido
que siempre nos encantaba
y nos reíamos un rato.
En hora y media de descanso
que todos los días nos daban
íbamos a hacer el ganso
y algunos tarde llegaban.
íbamos a ver bailando;
todavía famosa no era
pero ya iba destacando.
Mirando por la ventana
que daba a la carretera
nos echaba una gitana
pues no teníamos “cartera”
A ls guiris engañaban
con unos bailes y palmas
y sus dineros sacaban
a aquellas ingenuas almas.
EL CHARCÓN
Si la
Cuaresma llegaba
había
que ser buenecitos
y al Charcón se nos llevaba
por haber sido malitos.
por paisajes muy bonitos.
Pero a muchos miedo daba
ver puentes tan estrechitos.
Allí se estaba muy agusto
limpiándose del pecado
pero
alguno nos dio el susto
perdiéndose, despistado.
en plena Sierra Nevada
los huesos entumecía
y la lluvia era pesada.
Allí Juan Alfonso daba
las clases de religión
que espirituales llamaba
y buenos ejercicios son.
EL COMEDOR
La comida que nos daban,
puede decirse, decente,
algunos la criticaban
por ser algo insuficiente.
Por eso, cuando pasaban
los boquerones fritos
cuando se desayunaba.
muy buena la fabricaban,
todo venía calentito
y bien nos alimentaban.
El arroz era exquisito,
las habichuelas gustaban,
porque después apestaban.
La merienda era estimada,
no provocaba debate
pues a todos nos gustaba
Lecturas nos recitaban
algunas veces comiendo,
las que ninguno escuchaba
y acababan aburriendo.
Cortas
obras de teatro
en el patio nos echaban
que escuchaban tres o cuatro
porque a pocos les gustaban.
Con el marco incomparable
de la Alhambra como fondo,
debió de ser admirable
pero no caló muy hondo.
LAS SALIDAS
A observar los cartelillos
que en Puerta Real colgaban
acudíamos, muchachillos,
a ver las pelis que echaban.
que duraban un montón,
se debía sacar la entrada
de la primera función.
Luego había que andar ligero
y a tiempo poder llegar,
no cabrear al portero
pues te podían castigar.
el Isabel o el Gran Vía
los solíamos visitar
cuando dineros había.
A veces en futbolines,
Ganivet o Recogidas,
se entretenían los pillines
y echaban unas partidas.
los jardines de Las Titas,
servían de distracción
y se tomaban tapitas.
Detrás del cine Isabel
ponían tanques de cerveza,
te tomabas dos o tres
y te dolía la cabeza.
Las bodegas Granadinas
o las otras de Muñoz,
te ponían tapas de arroz.
Las papas bravas que daban
muy cerca de Puerta Real,
todos al probar lloraban
sin poderlo remediar.
Si un “follasas” te bebías
o en Plaza Nueva un vermut,
muy contento te ponías
sin dolerte la testuz.
y al Cafetín entrabas,
buenas tapas te comías
y muy contento bajabas.
que
el Aliatar presentaba
los ponían muy caldosos
y todo el mundo tomaba.
En esa plaza, al final,
un bar pequeño existía
con vino fenomenal
que de Albondón traían.
a una artista muy famosa,
Sara Montiel se llamaba
y era bonita y hermosa.
Si en un cine se anunciaba
una película suya
ninguna se le escapaba;
siempre le entraba la bulla.
A Paco Ruiz dedicamos
todo lo que ahora viene
porque en mucho lo estimamos
y el talante que mantiene.
al cortijillo llegaba,
subiendo por la escalera
muy contento se mostraba.
Del Madrid enamorado,
no se pierde ni un partido,
haya perdido o ganado
desde siempre lo ha seguido.
Pantalón corto llevaba
para ver un buen partido
y en los Cármenes entraba
con el precio reducido.
Algunas veces compraba
discos para su hermana
de una francesa famosa
que a ella mucho le gustaba.
VIAJE DE ESTUDIOS.
Para
poder ir de viaje
mucho había que moverse,
echarle mucho coraje
sin parar ni entretenerse.
Quien pidió dinero hubo
a algún torero famoso,
pero de él nada obtuvo,
quedó su gozo en un pozo.
El dueño del bar Pañero,
que en la plazoleta estaba,
y el papel patrocinaba.
que muy bien se lo pasaron,
y al autobús empujaron.
Mil anécdotas surgieron
por los sitios que pasaron,
pero unos las olvidaban
y otros las recordaban.
LOS PROFESORES.
Recuerdo a los Profesores
que su impronta nos dejaron,
todos fueron los mejores
que por el Chapiz pasaron.
que era de todos colores,
alguno era muy avanzado,
otros muy conservadores.
El que daba Agricultura,
Carlos Sánchez se llamaba,
buena gente, con altura,
de alférez se presentaba.
Otro, de apellido Fuentes
del que ya no me acordaba,
tenía
mucho don de gentes
y “El Mogollón” se llamaba.
Nos daba Psicología
un “yiyi muy amoroso”
y se pasaba todo el día
con aquel Paulov famoso.
Un tal Salinas llegaba
en lugar de don Florencio,
los homólogos buscaba
y atendíamos en silencio.
el silencio era sagrado
y si aparatos sacaba
saltarlos era obligado.
un tal Enrique llamado,
que clase de Lengua daba
muchos “¿Eh?” hubo soltado.
Sánchez Riquelme nos daba
clase de caligrafía
y mientras tanto contaba
muchas cosas que él sabía.
Las prácticas tutoraba
y aprendimos practicando,
su clase mucho gustaba,
pasaba el tiempo volando
igual que con don Fernando.
Fue un maestro inolvidable,
buena gente y cariñoso,
siempre se mostraba amable,
avemariano orgulloso.
del Sacromonte bajaba
con su Iseta reluciente
y filosofía nos daba.
Cura serio que explicaba
lo que ocurre en nuestra mente
y que yo no me enteraba
por no ser muy inteligente.
José Montero explicaba
Pedagogía manjoniana
que él nos desmenuzaba
para el día de mañana.
¿Qué decir de don Mariano
de apellido Tercedor?
Que si alguien no entendía
le ponía el encendedor;
“¿Ves ahora?”, preguntaba
a aquel osado estudiante
mientras él iluminaba
la pizarra, tan campante.
Otra vez, cuando explicaba
al ver que alguno se reía,
de
la clase lo expulsaba
y a Valentín le decía
que por reírse, lo echaba.
no exento de alguna guasa,
“R.I.P.” qué significaba
y él, muy serio contestaba
“Roscos, higos y pasas”.
Antonio Cantos nos daba
de cinefórum sesiones
y mucho nos enseñaba
con grandes peliculones.
En una silla subido
los planos nos explicaba,
dándose un buen relamido
que a todos nos encantaba.
a ver cine con soltura
y del traveling supimos,
que eso da mucha cultura.
Manolo Hodar nombraba
lo del cántaro y la piedra
a todo el que la lata daba
cuando él nos vigilaba.
a don Emilio Borrego
por qué así se apellidaba
y a la calle me mandaba
pero se arrepintió luego.
Por no hacerlo muy pesado
este ripio aquí se acaba
con lo que yo he recordado
y que López me mandaba.
Algunos habréis recordado
historias que sucedieron
y que no me habéis mandado,
por eso no se escribieron.
Yo sé que me he dejado
cosas que estáis recordando,
pero termino cansado,
ya seguiremos ripiando
cuando los vayáis mandando.
Si ustedes se divirtieron
con estos hechos pasados,
con gran cariño se hicieron
por parte de Paco Prados.




























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