Los siguientes ripios fueron hechos para mí, en mi
jubilación, por Paco Palomares, en nombre de él, de su esposa Ana y su hermano
José Antonio y esposa Elena.
Como yo me suponía,
me podía imaginar ,
Paco Prados a sí mismo
no se podría rimar.
Si a Fina o a Manolita
o a cualquiera del lugar,
pero para él ni un verso
nada que poder recordar.
No me refiero a poesía
pues hay poetas en estos lares
yo solo escribiría
unos ripios populares.
No los compares, amigo,
pues no le llegan ni al talón
estos versos que yo escribo
con muchísima ilusión.
Los versos no los medí
ni la rima fue cabal
tal como llegaron, escribí,
quizás resulte fatal.
Si conmoviera tu pecho
o sonriera tu semblante
con eso tendría bastante
y quedaría satisfecho.
En ellos pretendo contar
lo poco que te conocí
y lo mucho que aprendí
oyéndote a tí rimar.
bajó, aunque no muy presto,
llegó a hacerse maestro.
De sus estudios poco sé
ya que no es de mi quinta
pero por lo que oí me pinta
que avemariano fue.
Yo conocí a este maestrillo
gracia a Ana y mi hermano
y a algún que otro marrano
que “cayó” en el Pelaillo.
De
Molvízar recordabas
que para andar el camino
hace falta un buen vino
Ilusión especial había
por el concurso de traslados
por ver los chotos que “caían”
y por quién eran pagados.
esos que hablan extraño
lo que se ha comido algún año
en la sala de Profesores.
Y después con las cascarillas
de habas, naranjas, sin darte
cuenta
se formaban unas guerrillas
que no eran nada cruentas.
y en algún lado paraban
y el camino atrás desandaban
mientras muchos se reían.
Alguna ocasión hubo
que el maestro aquí presente
se cargó el culo de un cubo
acompañando a la gente.
para fiesta tan especial,
Antonio la guitarra tocaba,
Paco acompañaba al compás.
Las cosas mucho han cambiado
y ya ni por un buen puesto
paga nada un maestro,
Hoy se necesita jamón
y de aceitunas un bote,
caviar, pasteles, lacón
y luego pagarlo “a escote”.
Mas no todo era alegría
pues la misión principal
era la de educar
a niños en el día a día.
Desde Huelva a Calahonda
y desde Almería hasta Lugo
lleváis con mucha honra,
eso de ser “bellugo”.
Bellugos fueron mis hijos
y bellugo fue mi hermano
Belluga fue doña Ana
yo solo soy ser humano.
A gala os lo lleváis
pues en esta profesión
habéis plantado cultura
en esta nuestra Nación.
Las tablas tú les cantabas
con la misma ilusión
con que un a obra preparabas
para el Teatro Calderón.
Ya se acabó el bizcocho
que llevaba doña Ana
ahora, un café a las ocho
y aguantar hasta mañana.
que aparecían un día
pues un jubilado traía
y pronto daban en “finiquitos”.
Has tenido un “atinico”
en esto de terminar. Espera
que si echas otro “añico”
estarás con Manolo Olvera.
Mas me estoy temiendo, Paco
que no te vas a aguantar,
si quiere verte, que vaya
a Las Palmeras a charlar.
llega a su culminación,
ahora un buen refrescón
y al dominó bien presto.
Mas ten cuidado en el dominó
que doblarse es una lata
y además me pregunto yo
doblarte ¿con qué pata?
Ahora que abrieron el puente
ven corriendo a pescar
a la playa de Poniente,
verás lo que es disfrutar.
Si te quedas en el apartamento
no comerás tú dorada
tu mujer malhumorada
y nadie estará contento.
Debajo de la higuera
tomaremos algo fresquito
alguna que otra herrera
o algún higo fresquito.
Esto ahora ha cambiado
para bien o para mal,
ahora es empezar
y mirar para otro lado.
Pero nada del todo terminaste
pues queda en el corazón
todo lo que con ilusión
nuestra alma aglutina.
Creo que voy acabando
pues la gente ya bosteza
no sé si por la cerveza
o por lo que estoy tardando.
Para tí no hay un soneto
termino como he empezado
y lo haré con un cuarteto
de pie quebrado.






No hay comentarios:
Publicar un comentario