En la comida de mi jubilación me leyeron estos versos que
siguen. Los hizo Judit Nievas.
Ha llegado el momento,
el día del gran evento,
Paco coge la cuchara
y, si puede, el cucharón
y con tres o cuatro toques
nos llama la atención.
Si alguien se ha jubilado
Paco siempre ha preparado un discurso inolvidable
que hace que nadie hable.
Sus discursos divertidos,
amenos y emocionantes,
hacen de nuestro Paco
un
colega interesante.
Siempre está dispuesto a todo
nunca te hace un mal gesto,
y, si no, ¿por qué crees
que estoy haciendo esto?
Paco se matriculó en otra carrera,
no recuerdo la que era.
Y una vez matriculado
toda la vuelta dio,
pues gracias a sus padres
de maestro se apuntó.
Su primer destino fueron los
Hospitalicos
un colegio frente al mercado
y de él poco ha quedado.
Solo
el recuerdo de unos días
en que los niños escuchaban,
respetaban, obedecían,
no como hoy en día,
que además de no escuchar
no se pueden aguantar.
Después se fue a Mairena,
mire usted, mire usted, qué
pena,
allí mucho trabajó,
pero, además, engordó.
Lo pusieron a hacer el censo
y
en cada casa que entraba
todo el mundo lo invitaba.
Comió chorizo, morcilla
y salchichón
y como esto le gustaba
siguió trabajando
con muchísima ilusión.
Vivía en la posada de Anica
que era muy bonica,
y algo muy peculiar
recuerda de aquel lugar.
Que allí no había retrete
sino un gran corral
donde poner el culete.
Allí pasaba las tardes jugando
a las cartas con el gitano y el
mudo
y aunque lenguaje de signos no
sabía,
él se entendió como pudo.
Almuñécar fue su siguiente
destino
donde ya vivió con su mujer
y sus tres hijos que venían de
camino.
Su puerta, enfrente de una
huerta,
su hogar, una casa peculiar,
abierta para todo el mundo,
incluso para la humedad
que hacía en aquel lugar.
Por eso no es de extrañar
el nombre que pusiste a aquel
lugar
“hotel reuma”, un nombre
peculiar
En el colegio”Santa Cruz”
tuviste
que hacer cosas muy duras
como buscar en las basuras
miles de cartones
para enseñar a los más
cabezones.
Pero tuviste un voto de gracia,
recibido con mucha gracia,
os dieron quince mil pesetas
para tomar unas cervezas.
Usaste el método ven a leer,
que era tan bueno,
que el que no aprendía hoy
era porque lo había aprendido
ayer.
Por fin llegaste al Belluga,
tu alegría y tu ilusión,
pues aquí los que entramos
valemos mogollón.
El Belluga estuvo en los
Hospitalicos
pero no resultaron bonicos,
pues la casa de citas
que al colegio pegaba
era por algunos a veces
visitada.
Viendo el panorama
y por la mala construcción
los Hospitalicos cambiaron de
situación.
Fue así como el Belluga y Paco
Prados
se fueron a otro lado.
Se puso en la Alcoholera
y con el cambio de construcción
llegó una nueva emoción.
En un aula del colegio
se cayó el tejado al suelo
que si pilla a alguien debajo
lo convierte en un buñuelo.
Por eso la Administración
los volvió a cambiar de
construcción
y en su nueva proeza
Paco llegó al Virgen de la
Cabeza.
Y es que la Alcoholera
ya no es lo que era.
Antes todo eran pantalones,
se cantaba el Cara al Sol
y se rezaban oraciones,
ahora que ha pasado el tiempo
y han llegado las mujeres
todo eso ha pasado
y en el olvido ha quedado.
Siempre has trabajado
con muchísima ilusión,
tu trabajo te ha costado
y mucha dedicación.
Y en estos últimos días
con la misma ilusión
te llevas a tus niños a
al Teatro Calderón.