domingo, 26 de abril de 2020
RIPIOS CORONADOS
El último día de enero
un alemán muy turista
dicen que fue el primero
que pusieron en la lista.
Un tal Fernando Simón,
de Emergencias Sanitarias,
nos dijo en televisión
que había sido en Canarias.
que tenía la solución
para infecciones varias.
A la mañana siguiente
decía que le preocupaba
que había ciencia suficiente
y en buenas manos se estaba.
Pocos días habían pasado
y se canceló un Congreso
que a Barcelona ha dejado
sin coger un buen ingreso.
Con tres casos oficiales
ya en el mismo día siguiente,
para Simón son normales,
que no se asuste la gente.
Dice que no hay transmisión,
no hay riesgo de infectarse,
que tenemos solución
y que no es bueno alarmarse.
Luego salió el Ministro,
que de esto sabe un rato,
dijo que hay suministro,
mucho equipo y aparato.
Que el Sistema es muy potente,
robusta esta Sanidad,
pero no dice a la gente
que él no dice verdad.
¿El del Falcón no sabía,
ni el bailarín le avisaba
que era de filosofía
y en Sanidad no pegaba?
El Valencia el diecinueve
a Milán se fue a jugar,
a tres mil forofos mueve
y allí se van a infectar.
Por toda la Lombardía
el virus se iba extendiendo
y nadie les advertía
de lo que estaba ocurriendo.
El filósofo nos dice
el veintinueve, temprano,
que nadie se escandalice,
que todo tiene en su mano.
Del Nepal vino un viajero
que ya venía contagiado,
y él fue el muerto primero
que fue contabilizado.
Tres de marzo ya sería
y tan tranquilos estaban
pues aquí nadie sabía
que en Italia ya contaban
setenta y siete ese día.
En los dos días siguientes
otros dos dicen que mueren;
por no asustar a las gentes
nos engañan como quieren.
El siete del mismo mes
dice ese tal don Simón
que no hay datos negativos,
que nada hay que temer
ni tampoco hay motivos
para poder detener
la gran manifestación.
Que si el hijo le pidiera
su opinión o conveniencia
le diría que él hiciera
lo que dicte su conciencia.
El ocho es el día esperado,
a la calle el feminismo,
el país alborotado,
alegría del "pogresismo".
La pancarta es manejada
por ilustres portadoras,
detrás llevan la manada
que son sus admiradoras.
Todas juntas van cantando,
gritando y alborozadas,
el virus van contagiando
y en días serán internadas.
Como nadie lo ha prohibido,
un mitin es celebrado,
también por algún partido
en la plaza apretujado.
El nueve todo ha cambiado,
dice el de filosofía
que esto ha evolucionado,
que el cambio se ha producido
y nunca él habría esperado
tal contagio en solo un día
sin haberlo comprendido.
El mundo sigue rodando
como si nada pasara,
los aviones llegando,
el virus dando la cara,
vehículos circulando
y esto nadie lo para.
China ya está confinada,
Corea está analizando,
Lombardía está cerrada
y aquí nada están pensando.
Ya el catorce a mediodía
el del Falcon arremete
en una larga homilía
que en nuestra casa nos mete.
Podemos comprar comida,
el periódico y el pan
y alguna que otra salida
por medicina o el can.
La gente con mucha edad
no tienen muchas defensas,
tienen poca inmunidad
y a los virus son propensas.
Por eso en las residencias
tantos internos se mueren,
además de las carencias
pues ni mascarillas tienen.
El día veinte han mandado
la UME a las residencias
pues ya se han acordado
que están pidiendo clemencia.
No quiero seguir contando
lo que ha sufrido esa gente,
los que la estaban cuidando
y el que sea algo decente.
Sin verlos sus familiares,
sin ver el cuerpo presente,
rezando y llorando a mares
sin entierro conveniente.
No dicen los fallecidos,
cifras están ocultando,
tienen datos escondidos
y nos están engañando.
Va y nos dice al día siguiente
en la homilía de ese día
el nefasto Presidente
que es crítico el momento,
que se prepare la gente
que nos queda todavía
que aguantar un buen tormento.
El de la filosofía,
el veintiséis, circunspecto,
predica que él ya sabía
por el día de Andalucía
que tenía esto mal aspecto.
Que Madrid se contagió
y algún que otro lugar
en la fecha que él citó
casi sin pestañear.
Cerca de los mil muertos
el dos de abril se contaban
y hasta el día diez no bajaban
ni siquiera a los seiscientos.
El seis de abril se dan cuenta
de que falta material,
los sanitarios se infectan
sin poderlo remediar.
Con las bolsas de basura
se hacen los delantales
y dice el tío caradura
que hay material a raudales.
El diez de abril va diciendo
que se llega al objetivo,
que la curva va venciendo
sin decir por qué motivo.
El catorce, en la homilía,
dice que ya está en la cumbre
creo que este hombre se lía
por su falta de costumbre.
Aquí hacemos un descanso
de los ripios coronados
porque yo también me canso
y los dejo inacabados.
Dejo ahora, de momento,
esto que no he terminado,
otro día sigo y les cuento
cuando esté desconfinado.
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